Y de repente, se hizo de noche.

Era uno de esos días de sol, cálido, animado, como cualquier otro, como tantos antes. Ella se fue por la mañana, nos despedimos, nos reímos. Hablamos un par de veces durante el día, y todo bien, realmente de buen ánimo!
Pasé el día haciendo lo que siempre, nada extraordinario, hasta que alguien me pide algo especial, y decidí llamarla.
Su voz era diferente, había algo que no me gustó, y le pregunté dónde estaba. Su respuesta hizo que se me helara la sangre. Sentí que el corazón se detenía, que el estómago se me cerraba de golpe. Comencé a sudar frío. Insistí en que me diera detalles, pero sólo me dijo: te llamo luego.
Pasaron segundos, un minuto, dos... no sé cuántos... pero parecía un tiempo interminable en el que la vida se quedó colgando, en que no había nada que yo pudiera hacer. Sé que fue poco tiempo, tal vez 3 minutos, y sonó el teléfono. Era ella de nuevo, pidiéndome que fuera a buscarla. Entonces me lo dijo.
La respiración se me cortaba, no podía hablar, no podía escribir lo que ella me decía, la dirección de donde tenía que ir. Sentía mil pinchazos en la cabeza, sentí un dolor interno, como una aguja clavándose poco a poco en alguna parte...
Tenía que calmarme, tenía que ser fuerte, tenía que irme, tenía que... estar allí, aquí, pasar por esto.
Yo ya tenía la experiencia, pero nunca lo había sentido de esta forma.
Quizás esta sea una manera de drenar, una forma de terapia, en español solamente, porque ella entiende Inglés...
Las fuerzas tienen que venir de alguna forma, de alguna manera. Optimista? Si, quiero ser optimista. Quiero ser positiva, y quiero seguir pensando que todo tiene solución en esta vida, y que todo lo que yo esté pensando o sintiendo es solo una pesadilla que se acabará pronto... Quiero pensar que todo saldrá bien y que esto será solo una prueba más. De repente sentí que el mundo cambió, se hizo de noche.
Mi novia es Capricornio, y cáncer no es su signo zodiacal.